Obesidad y sobrepeso, un problema de salud que hay que cortar por lo sano
En un par de décadas, la humanidad ha pasado de una dieta tradicional, dominada por los cereales integrales, las verduras y frutas, a alimentarse de comida procesada y envasada con altos porcentajes de grasas, azúcares, sal y harinas refinadas. Nuestro organismo se resiente y contesta con sobrepeso, diabetes e hipertensión.
En 1997, la Organización Mundial de la Salud denunció por primera vez la epidemia mundial de la obesidad. Hasta entonces se pensaba que sólo los estadounidenses tenían un problema de peso específico, tomando conciencia de que la obesidad se había generalizado en los países occidentales.
En España, el porcentaje de niños españoles, de 6 a 12 años, con problemas de obesidad ha pasado de un 5 a un 16,1 por ciento. Este dato sitúa a España entre los países de la Unión Europea con mayor porcentaje de población infantil con obesidad. Problema este último que entre la población adulta afecta al 14,5 por ciento, si se habla estrictamente de obesidad, y casi al 40 por ciento si se alude al sobrepeso.
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Probablemente revelará lo que ya es sobradamente conocido por todos. Cada vez se come peor. Más calorías, más grasas y más azúcares, a cambio de nada y haciendo menos ejercicio. Porque los alimentos de la comida procesada están empobrecidos nutricionalmente, aportan saciedad, pero poco más.
El impacto sobre el organismo se hace notar. En un par de décadas, la humanidad ha pasado de una dieta tradicional, dominada por los cereales integrales, las verduras y frutas, a alimentarse de comida procesada y envasada con altos porcentajes de grasas, azúcares, sal y harinas refinadas.
Variedad y equilibrio
Para practicar una alimentación sana y equilibrada, hay que conocer los grupos de alimentos, las cantidades diarias recomendadas y mantener unos criterios a la hora de preparar los menús diarios. La clave: variedad y equilibrio.
9 REGLAS DE ORO PARA COMER EQUILIBRADAMENTE Y EVITAR LA OBESIDAD
- No saltarse ninguna comida
- Repartir la alimentación diaria en tres o cuatro comidas
- Seguir un horario y no picar entre horas
- Incluir alimentos de todos los grupos en el menú diario
- Evitar productos procesados y precocinados dentro y fuera de casa
- Ajustar las calorías a nuestro gasto energético
- Practicar el comer de todo, pero en plato de postre
- Huir de los productos ricos en grasas, azúcar y harinas refinadas
- Hacer ejercicio diariamente
El organismo no está preparado para este cambio de dieta. Tampoco que la alimentación se haya convertido en una forma de ocio. Salir al cine implica palomitas y refrescos de cola. Quedar con amigos, una pizza para compartir o unas hamburguesas. Para matar el tiempo, patatas fritas de bolsa. Para acabar con el gusanillo del hambre, tabletas de chocolate... Se come a todas horas, a deshoras y entre horas.
Una situación de la que se derivan varios problemas, el más visible puede ser el sobrepeso. Puede que unos kilos de más no sean problema, pero mientras el nivel de penetración de la obesidad crece, se disparan también las cifras de diabetes, los problemas de hipertensión y las cifras de colesterol. Y por supuesto el cansancio. Todo el mundo está hoy cansado, incluso cuando vuelven de vacaciones.
La culpa, la alimentación desordenada. No comer frutas, verduras, cereales integrales nos priva de la fuente de energía más sana para el cuerpo, y de sus vitaminas y minerales. Por supuesto, muchos alimentos procesados como los cereales se enriquecen con vitaminas y minerales. En el proceso de refinamiento se eliminan, para ser posteriormente añadidas químicamente. Lo cual es un sin sentido. No comer las proteínas necesarias acarrea también importantes problemas, lo mismo que escoger grasas inadecuadas.
Pero nuestra sociedad si peca de algo es de consumir demasiado azúcar. Es casi omnipresente. No está solamente en las bebidas, tipo refrescos, zumos de fruta, té frío, colas, yogures ... también en la bollería industrial, galletas, helados y aunque parezca extraño en todo tipo de salsas, latas de conserva (excepto las sardinas, suponemos ...) y platos precocinados.
Tanto azúcar está disparando los índices de diabetes. El organismo necesita glucosa y no azúcar. La fruta, las legumbres y los cereales (mejor si son integrales) aportan esa glucosa. El problema hoy en día es que además del azúcar del azucarillo, se consumen demasiados productos con azúcar oculto.