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El vino navarro frente a la globalización
El periodista y viticultor, Víctor de la Serna defiende la oportunidad de los vinos D.O.Navarra de diferenciarse con una personalidad propia. Es una de las principales conclusiones de la ponencia que el experto ofreció en las jornadas que llevan por título: Navarra: el enólogo y sus vinos y que se celebran en el Palacio de Congresos y Auditorio Baluarte de Pamplona.
La conferencia del periodista, Víctor de la Serna giraba en torno a El vino navarro frente a la globalización de los mercados. Se trataba de la segunda cita de las jornadas: Navarra: el enólogo y sus vinos que se celebran hasta junio en el Palacio de Congresos y Auditorio
Baluarte y en el Corte Inglés de Pamplona. De la Serna expuso la situación de un mercado en el que los gustos y las formas de apreciar el vino están cambiando.
El consumidor pide vinos ligeros, más frescos, con más carácter propio y menos estilo internacional, según el experto. Al hilo de esta cuestión afirmaba: los vinos muy concentrados, muy alcohólicos, muy cargados de madera que maravillaban aún hace poco tiempo, están cada vez más en crisis en los mercados pujantes del mundo, de Estados Unidos hasta Escandinavia, pasando por Gran Bretaña.
En esta situación, comentaba, Navarra tiene que aprovechar para redefinirse y reinventarse una imagen positiva. Según Víctor de la Serna, en Navarra hay todo lo necesario, incluido el marco climático para aprovechar este cambio de gustos y volver a posicionar los vinos.
Sin embargo, queda una tarea importante, añadía, bajando producciones para mejorar la calidad y personalidad de las uvas y en elaboración y crianza, para ir a estilos más elegantes y frescos que van a dominar los próximos años. De la Serna admitía que este esfuerzo ya está en marcha y que los viticultores y enólogos navarros saben perfectamente lo que se debe hacer.
El futuro de los buenos vinos depende en gran parte de su personalidad, destacaba el periodista. Así, Navarra cuenta con grandes argumentos como la diversidad de zonas, la suavidad del clima y una panoplia de uvas propias para poner en valor. De la Serna defiende fundamentalmente la Garnacha navarra, la Moscatel de Grano Menudo y apostar por la Merlot y la Chardonnay convenciendo al mundo de que no están aquí como en otros tantos sitios si no que se adaptan espléndidamente y son capaces de hacer grandes vinos.
Por último, Víctor de la Serna se decantaba por buscar ensamblajes originales que reflejen lo mejor de cada terruño y hacer las cosas diferentes a lo que pueda producir el resto del mundo. En definitiva, buscar un estilo navarro claramente diferenciado.