Ante la simplificación y homogeneización varietal
El catedrático Martínez Toda defiende impulsar la diversidad genética de la vid frente a la estandarización de los vinos
La diversidad genética de las vides es "fundamental" para garantizar la supervivencia de este cultivo y citó como ejemplo a las especies espontáneas de vid americana "sin las que hace un siglo la uva y el vino hubieran desaparecido en el mundo debido a la filoxera".
El catedrático de Producción Vegetal de la Universidad de La Rioja, Fernando Martínez de Toda, propone impulsar la diversidad genética en la viticultura actual para evitar la globalización y estandarización de los vinos que, según dijo, tienden a hacerse sólo con dos o tres variedades de uva y donde casi el único factor de diferenciación es el precio.
Martínez de Toda pronunció la lección magistral en el acto de apertura del curso académico de la Universidad de La Rioja, en la que se refirió a la diversidad genética en la viticultura actual.
Aseguró que la diversidad genética de las vides es "fundamental" para garantizar la supervivencia de este cultivo y citó como ejemplo a las especies espontáneas de vid americana "sin las que hace un siglo la uva y el vino hubieran desaparecido en el mundo debido a la filoxera".
Afirmó que es necesario conservar las pocas especies de vid salvaje que todavía quedan "para preservar los recursos genéticos aún disponibles".
La plaga de filoxera de finales del XIX conllevó una rápida reestructuración del viñedo destruido "acompañada, habitualmente, por una simplificación y homogeneización varietal" y "lo mismo ocurrió tras las grandes heladas invernales de 1709 y 1956 y se ha generalizado en los últimos decenios".
Así, especificó, ciertas variedades con importancia antes de la filoxera no se encuentran actualmente en el viñedo, o sólo en estado de "impurezas" en parcelas muy viejas y condenadas a desaparecer.
En La Rioja, aseguró el catedrático, las principales variedades cultivadas en la actualidad provienen de la época romana, aunque también quedan plantas nacidas espontáneamente de plantas abandonadas y otras cuyas semillas han llegado a La Rioja por vías de comunicación como el Camino de Santiago o por modas.
Sin embargo, a nivel de portainjertos se está produciendo una "peligrosa" homogeneidad genética con la utilización masiva "de unos pocos, sólo dos o tres, cuando en la mayoría de los casos podrían ser utilizados muchos".
En realidad "esa biodiversidad intervarietal ha sido la base de la viticultura europea hasta hace pocos años. Sin embargo, "la tendencia general conduce, con la excepción de algunos grandes vinos, hacia productos indudablemente buenos pero de gusto estandarizado, donde el único elemento de diferenciación es el precio", consideró.
Y, en su opinión, "la única forma de salir de esta espiral es la de producir vinos con perfiles de calidad peculiares ligados al territorio y diferenciando más los productos".
"Ojalá no tengamos que oír nunca la expresión C.M.T., Cualquiera Menos Tempranillo", dijo, en alusión a la principal variedad de la Denominación de Origen Calificado Rioja, aunque ya está autorizada en 30 denominaciones y es la segunda en superficie del país.
Para preservar los recursos genéticos de la vid en La Rioja, dijo, la Universidad de La Rioja, el Centro de Investigación y Desarrollo Agrario y el Consejo Regulador de Rioja desarrollan un proyecto con el pretenden analizar las posibilidades de cultivo y elaboración de variedades minoritarias, concluyó.