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Alimentación y religión

La cocina sagrada de las 5 confesiones principales

¿Qué tienen en común las cocinas de las cinco religiones principales? Y, ¿qué tienen de diferente?

María Val, Sabormediterraneo.com

Sabemos que en cada religión hay alimentos sagrados, alimentos prohibidos, costumbres relacionadas con los alimentos y con la dimensión espiritual de la comida. Un eje común a todas ellas, es la práctica del ayuno, compartir con los necesitados y empezar las comidas con una plegaria. Cada religión tiene, a su vez, un calendario festivo al que se asocian determinados platos, recetas de fiesta, que se preparan en todas las casas.

Débora Chomski, autora del libro La Cocina Sagrada, Ed. Alba, nos desvela las claves de las leyes dietéticas y nos orienta a descubrir los sabores y platos más significativos de cada culto a través de las recetas y preparaciones más significativas del calendario festivo-religioso de cada confesión.

En este encuentro entre creencias religiosas y alimentación, descubrimos que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Acercarse a las distintas religiones a través de sus cocinas, sus aromas, sabores y normas dietéticas nos permite eliminar mucho prejuicios.

En todas las religiones, los vegetales, las frutas y los cereales son la base de una alimentación equilibrada

En la mayoría de las religiones, los vegetales (frutas, verduras, frutos secos y legumbre) y los cereales (arroz, trigo y maíz) juegan un papel destacado. Son la base una alimentación equilibrada, purifican el organismo y son sostenibles desde el punto de vista ecológico. Una recomendación que está absolutamente vigente y que hoy, desde todos los ámbitos nutricionales, se insiste en su práctica más que nunca.

En el ámbito de la religión hindú, la antigua medicina ayurvédica da pautas interesantes para comer saludablemente, como, por ejemplo, no mezclar proteínas (pescado y carne, leche y carne); comer alimentos acordes con la edad (lácteos en la infancia y la vejez) y ceñirse a consumir alimentos de temporada.

Los cereales son el alimento básico en la mayoría de las culturas. Para los cristianos, el pan es el alimento simbólico más importante al representar el cuerpo de Cristo. Para los judíos, el pan representa el alimento primero y las ofrendas que se realizaban en el Gran Templo de Jerusalem. En la festividad de Pesaj, la Pascua judía se consume panes sin levaduras, simbolizando lo simple de la vida.

Alimentos prohibidos

Si en la religión judía existen alimentos prohibidos como el cerdo, el jabalí, algunos pescados o las huevas de pez (caviar), la religión católica rompe con todas las interdecciones. Los católicos no tienen ninguna prohibición, sólo la de la gula.

La cultura islámica, comparte con la judía, la prohibición de consumir carne de cerdo y la forma en sacrificar a los animales, el deguelle ritual, que resulta indoloro para los animales. Para los musulmanes, los alimentos con mayor significado son los dátiles y el cordero. Este fruto lo comía Mahoma para romper el ayuno del Ramadán y es símbolo del dulzor de la vida cuando se dispone de alimentos para nutrir el cuerpo y el espíritu. El cordero es el animal que se emplea para los sacrificios, - en la fiesta del sacrificio del cordero-, el animal sustituye al hijo del profeta Ibrahim.

Para el hinduismo, detrás de la restricción del consumo de carnes está la creencia de que consumir animales inocentes e indefensos pone en peligro a quienes los consumen. La causa es que por su muerte injusta transmiten un mal, -karma-, que afecta a la naturaleza espiritual de las personas. De ahí, que al igual que en la cultura islámica o judía, el sacrificio de animales es realizado por un matarife.

Comparten con los musulmanes, la restricción de evitar el alcohol y son básicamente lacto vegetarianos. El yogur, el kefir y todo tipo de derivados lácteos son muy valorados por los hindues y musulmanes. Sin embargo, los budistas más estrictos no toman lácteos ni sus derivados porque proceden de la vaca, un animal sagrado, para ellos.

El budismo no ha establecido leyes diéticas como el judaismo o el islam, lo que sí hay son pautas de alimentación dispuestas por especialistas en medicina tibetana, para alargar la vida de manera saludable y contribuir a una correcta meditación.

Para profundizar en este tema apasionante, Débora Chomsky, formada en lingüística, comunicación y miembro del Observatorio de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, nos introduce en todas las variantes y vertientes del mundo de la religión, sus alimentos y su cocina y lo hace como si se tratara de un cubo mágico, en donde cada una de sus caras a pesar de ser independientes, están interrelacionadas.

El lector minucioso podrá comprobar, además, a través de las distintas recetas típicas de cada religión y especialmente para el área del mediterráneo, que no sólo se comparten ingredientes, hay un espíritu común.

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