Situada en Colmenar Viejo (Madrid) y con una historia de quince años se ha convertido en un referente
Suerte Ampanera, el compromiso ecológico en el mercado de lácteos de cabra
Empezaron en 1997, con 10 cabras de una raza autóctona española, la murciano granadina. Se dieron cuenta de que había una escasez de productos lácteos de cabra ecológicos, por lo que se centraron en la elaboración de yogur, kéfir y queso de cabra.
Suerte Ampanera es una pequeña empresa productora de queso y yogures ecológicos de cabra en Colmenar Viejo (Madrid) cuyo buen hacer ha sido merecedor del Premio Alimentos de España al Mejor Queso del año 2011 y Mejor Queso de Producción Ecológica.
Empezaron en 1997, con 10 cabras de una raza autóctona española, la murciano granadina. Se dieron cuenta de que había una escasez de productos lácteos de cabra ecológicos, por lo que se centraron en la elaboración de yogur, kéfir y queso de cabra.
Una visión de mercado que con o sin intuición acertaron. En esa época no se hablaba sobre la intolerancia a la lactosa que sufren cada vez más personas ni sobre las propiedades beneficiosas de la leche de cabra para amortiguar los efectos de la osteoporosis. Ello unido a la cada vez mayor demanda de productos ecológicos y a la búsqueda de productos artesanales han convertido a esta explotación en un referente de queso y yogures.
Hasta los franceses les han dicho que su queso premiado, "ellos no serían capaces de elaborarlo". Se trata de un queso tierno de cabra, semifresco, con una textura muy cremosa y un sabor suave, cuya peculiaridad es su corteza cubierta de moho blanco de un rico sabor.
Hoy con más de 500 cabras y 200 de cría producen 1500 litros en un proceso donde todo está reglado, porque en el mundo ecológico con certificación hay normas y pautas para todo, que nadie puede saltarse.
Desde la explotación en el término de Colmenar Viejo, se divisan las 4 torres de Madrid y la aglomeración de la ciudad contrasta con el paisaje de encinas en el que pastan las cabras a sus anchas después del ordeño.
Al salir al monte, las cabras tienen menos enfermedades, nunca las han tenido que vacunar y se alimentan de bellotas, enebro, de pienso y forraje de origen ecológico. Avena, torta de girasol, algarrobas, guisantes, cebada caballar, garbanzos, trigo y centeno. Ni rastro del maíz y de la soja (en muchos casos transgénicas) que abundan en el pienso de la cabaña convencional.
El ordeño es otro de los ejes de este tipo de explotaciones. Debe tener lugar siempre a la misma hora, debe realizarlo la misma persona y en el camino hacia el ordeño, se requiere paja limpia en el suelo para prevenir enfermedades en la ubre y evitar pulgas.
Lo ecológico empieza en el campo. También se caracteriza por huir de las superproducciones intensivas. Aquí las cabras están realmente a sus anchas y sus quesos y yogures encierran sabores sin rastro de estrés.
